SUPERAR UNA RUPTURA

Miremos una ruptura como una oportunidad para mejorar nuestra autoestima.

Las rupturas de pareja son, en la mayoría de los casos, una experiencia emocionalmente dolorosa, incluso si nosotros somos la persona que ha decidido dar por terminada esa relación.

Algo que se suele pasar por alto es que esta clase de vivencias no son tan solo algo que nos hace sentir mal y que debemos resignarnos a atravesar cuando se da esta circunstancia; también es una experiencia de la que podemos aprender y que, incluso, nos puede aportar elementos para crecer como personas y relacionarnos mejor con nosotros mismos.

¿CÓMO SE RELACIONA LA PAREJA Y EL AUTOESTIMA?

Empezaremos definiendo qué es el autoestima; la autoestima es la combinación de ideas y creencias desde las que componemos una imagen de nuestra propia identidad, y el conjunto de emociones y sentimientos que asociamos a esa identidad. 

¿Cómo interactúa nuestra autoestima con el hecho de experimentar una relación de pareja? 

  1. La relación en pareja reordena nuestras prioridades y nuestros valores.
  2. Nuestra autoestima se nutre de las comparaciones que realizamos entre nuestras acciones y los valores que tenemos como referencia.
  3. El hecho de convivir o de interactuar mucho con nuestra pareja hace que la visión que esta tiene sobre nosotros influya en cómo nos vemos, aportándonos ideas, observaciones sobre nuestro aspecto, etc.
  4. La vida en pareja nos lleva a adoptar un estilo de vida algo distinto al que llevaríamos si no tuviésemos pareja, y esta manera de vivir influye en lo que hacemos y lo que aprendemos sobre nosotros mismos.

El hecho de tener una pareja que nos dé su apoyo, nos ayude a ser conscientes de nuestras cualidades positivas y nos haga ver cómo podemos aprender de nuestros errores, será un factor que equilibre nuestra autoestima.

Y, por el contrario, si nos involucramos en una relación de pareja dañina, la exposición constante a ese tipo de críticas injustas y/o a la influencia de alguien que solo destaca nuestras imperfecciones y no nuestros logros, hará que seamos también demasiado duros a la hora de valorarnos a nosotros mismos.

Por no hablar de los casos en los que se produce un auténtico maltrato psicológico durante meses o años, algo que produce estragos en la salud mental de las personas: por ejemplo, los intentos de manipulación emocional.

Afortunadamente, la existencia de esa conexión entre la autoestima y las relaciones de pareja significa que incluso cuando se ha salido de un noviazgo o un matrimonio muy dañino, podemos aprovechar la crisis que supone la ruptura para reconstruir el modo en el que nos vemos y nos valoramos. 

CLAVES PARA MEJORAR EL AUTOESTIMA TRAS UNA RUPTURA

  • La ruptura hace más fácil elaborar nuestra propia interpretación de lo que hemos vividosin exponernos constantemente a las opiniones y puntos de vista de la otra persona, esto nos ayuda a comprender mejor nuestras propias acciones, nuestras emociones y sentimientos presentes tanto en la relación como en la ruptura, y ser más comprensivos con nosotros mismos.
  • Disponemos de más tiempo para nosotros mismos y, en concreto, para conectar con el momento presente sin estar sujetos a las tensiones de determinados planes de futuro en pareja, ciertas expectativas y requisitos para que la vida en común sea sostenible, etc. Nos permite aprovechar esta etapa para dejar de pensar tanto en el futuro y comprender cómo hemos llegado a ese momento, lo cual permite aprender de los errores, en vez de limitarte a sufrir sus consecuencias sin entender lo que ocurre.
  • Esta fase post-ruptura nos ayuda a echar la vista atrás e identificar esas “red flags” que estaban asociadas al comportamiento problemático de la otra persona y/o de nosotros mismos; señales de que lo que estaba ocurriendo tan solo contribuía a empeorar la relación. El hecho de saber que somos capaces de identificar estos inicios en sus primeras manifestaciones y prevenir su influencia puede ser experimentado como un gran avance personal. 
  • El hecho de darnos cuenta de cómo somos capaces de afrontar y gestionar ese malestar es, si lo hacemos bien, una experiencia de mejora de la autoestima: lo que antes parecía imposible ha pasado a ser algo que hemos integrado en nuestra identidad y que, si bien puede generar cierto dolor durante los primeros meses, sabemos que cada vez se nos da mejor aceptarlo e incorporarlo en nuestros recuerdos, lo cual es una muestra de nuestra capacidad para afrontar crisis.